sábado, 14 de enero de 2012

DERMATOSIS PSICÓGENA EN PERROS Y GATOS

Estas dermatosis son el resultado de un autotraumatismo continuo, local o multifocal, consecuencia de un comportamiento compulsivo, o de un trastorno de automutilación. Generalmente se muerden o se lamen a sí mismos una o varias áreas de su cuerpo, con mayor frecuencia una extremidad distal (dermatitis acral por lamido, automutilación) o el flanco (lamido del flanco), extremo de la cola (persecución de la cola) o el tronco (alopecia psicógena felina).

En algunos casos, el animal puede empezar a lamer una lesión o sutura y entonces también empezar a lamer otras partes del cuerpo, causando granulomas en sitios no realcionados con la lesión. Esto sugiere que las lesiones físicas o irritaciones, como aquellas causadas por alergias, pueden provocar trastornos compulsivos en algunos casos.

Sin embargo en la mayoría de los casos no se puede detectar una causa física y se ha descrito que las lesiones son el resultado del aburrimiento, la falta de estímulos en el entorno, ansiedad por separación o estresantes psíquicos como por ejemplo la aparición de cambios en el hogar o en los hábitos de alguno de sus miembros.

En otros casos, el disparador es dolor o sensaciones extrañas que incitan a tomar una actitud en busca de alivio, lamiendo el área o mordiéndola.

Es sabido que el lamido en el gato es utilizado no sólo como aseo, sino también como medio de contacto social y también como descarga de tensiones en caso de estrés.

Podría decirse que sí existe una predisposición racial a esta condición, ya que la mayoría de los casos se presenta en perros de razas grandes (Labrador, Golden retriever, Doberman, Gran danés, Mastín, San Bernardo, etc.) y en gatos de carácter nervioso y excitable (Siamés, Burmés, etc.).

En perros la manifestación más habitual es una placa alopécica local, bien circunscrita e hiperpigmentada, en la cara rostral del extremo distal de una articulación. El lamido del flanco origina habitualmente una zona empapada de saliva en un flanco y es un fenómeno casi exclusivamente limitado a los Doberman Pincher. La automutilación es muy rara aunque provoca gran preocupación en el propietario, porque los animales afectados se pueden infligir daños tan graves en los extremos distales de sus articulaciones que pueden llegar a la autoamputación.

En los gatos la mayoría de los casos las lesiones se encuentran a lo largo de la línea dorsal media o son simétricas, localizadas en las ingles y la zona ventral del abdomen. La pérdida de pelo suele ser bastante extensa. También se puede presentar una condición clínica en la cual se observa una gran sensibilidad o hiperestesia en la piel de la zona dorsolumbar que cuando se les toca comienzan a lamerse compulsivamente; además, hacen corridas repentinas y cuando paran, algunos se lamen o muerden insistentemente. Estos animales se pueden producir lesiones muy profundas que llegan al sangrado y la úlcera.

El tratamiento para este problema es primeramente identificar si lo causa alguna patología o es meramente comportamental.

Si es patológico, se da el tratamiento apropiado para dicha enfermedad, si es comportamental, primeramente se tratan las lesiones cutáneas con antiinflamatorios y antibióticos para ayudar a secar y desinflamar la zona y a la par se trata la disfunción comportamental.

El tratamiento consiste en cambiar el entorno del animal y las interacciones sociales para proporcionar más coherencia, modificación de la conducta, y en muchos casos, intervención farmacológica. Las drogas NO se necesitan siempre y solo deberán usarse como complemento a una modificación del entorno y de la conducta.

Debido a que el trastorno compulsivo está relacionado con el estrés en la mayoría de los casos, debe intentarse identificar y eliminar la causa del estrés. En los casos como la psicodermatosis una causa medioambiental puede que no sea identificable; por esta razón, debe intentarse reducir el estrés al entorno tanto como sea posible.

Algunos animales han comenzado a obsesionarse con un área de su cuerpo o a mutilarse como resultado de sentirse estresados o desafiados en su territorio o en su autoridad.

La situación más estresante para un animal es aquella sobre la cual no tiene control y de  la que no puede predecirse lo que pasará. Una rutina regular aumenta la predicción del entorno del animal.

Debe proporcionarse el ejercicio suficiente para que los perros satisfagan sus necesidades de interacción de exploración y social con otros perros oliéndolos y dejando sus marcas de olor.

Debe tener juguetes especialmente atractivos como aquellos que dispensan comida y tenerlos disponibles en los momentos en que es probable la manifestación de la conducta compulsiva.

Se debe incrementar la actividad intelectual por medio de ejercicios de adiestramiento que requieren de concentración mental, aumentando el tiempo de esparcimiento y disminuyendo el tiempo que el animal pasa solo.

BIBLIOGRAFIA

-          Luescher Andrew. 2012. Comportamiento compulsivo. Manual de Comportamiento en pequeños animales. BSAVA, Ediciones S. España. (22). Pp. 367-369-372.374 y 375.

-          Harvey Richard y Mckeever Patrick. 2001. Dermatosis Psicógena. Manual Ilustrado de enfermedades de la piel en perro y gato. Grass Edicions. España. Pp. 50 y 53.

-          Gatti Rubén. Alopecia y Dermatitis sicógena felina (casos clínicos). http://www.aamefe.org/dermatitis_sicogena_gatti.htm

-          Manigot Guillermina. 2005. Psicodermatosis Automutilación. http://www.dermlink.com.ar/Paginas/psicodermatosis.htm

miércoles, 23 de noviembre de 2011

PERROS AGRESIVOS


La agresividad es una respuesta que cualquier ser vivo ofrece en situaciones que suponen una amenaza (o que son percibidas como tal) o ataque como consecuencia de un estímulo que lo desencadena (en este caso, otro perro o perra) (Signes, M.A., 2009).
La conducta agresiva es una conducta de adaptación que, directa o indirectamente, beneficia al individuo. El acto agresivo en el perro doméstico es un comportamiento que la selección natural ha premiado y por lo tanto que ha evolucionado en pro de su supervivencia y reproducción. La agresividad no sólo se basa en morder, sino también cuando el perro gruñe o enseña los dientes (Signes, M. A., 2009).
Hay que tener presente que los perros (y todas la especies) cuando toman decisiones lo hacen a tenor de una relación costos/beneficios. Si los costos son mayores que los beneficios, ese comportamiento no se llevará a cabo, si por el contrario, los beneficios son mayores que los costos, esa conducta si se llevará a cabo (Signes, M.A., 2009).
La agresión o conductas agresivas permiten al perro conseguir el control de la situación, reforzando la conducta y aumentando la probabilidad de que el perro escoja este modelo de conducta en situaciones comparables en el futuro y si es reforzada en muchas ocasiones será muy difícil de modificar ese comportamiento (Signes, M.A., 2009).
         Esta conducta también se ve grandemente influenciada por el manejo antropomórfico que se hace de la mascota (Trujillo, I., 2009).
La agresión está influenciada por:
Ø La genética. Propia de cada especie y de cada individuo.
Ø Factores hormonales. Estado fisiológico de cada animal, considerando la producción de diferentes hormonas y la presencia de determinadas patologías.
Ø Estímulos ambientales. Sonidos u objetos en movimiento.
Ø Aprendizaje. La experiencia.
Ø El nivel de excitación, ansiedad o estrés en el animal (Gutiérrez, 2010).
Las causas de la agresividad se pueden dividir en 2 grandes grupos: orgánicas y no orgánicas (Peiró, D., 1998).

 
Causas orgánicas
Hay muchos perros que se muestran agresivos con sus dueños o con otros perros porque padecen algún tipo de dolor que en ocasiones pasa desapercibido para nosotros, el simple hecho de que las personas u otros perros se le acerquen e intenten tocar la zona afectada puede ser motivo de agresividad contra estos. En la mayoría de las ocasiones serán dolores de tipo musculo esquelético, en cavidad oral, oído, etc. También es posible que una vez desaparecido este dolor, la respuesta agresiva pueda continuar, o que el dolor cause irritabilidad en el perro. Un perro enfermo con malestar general, fiebre, problemas de vejiga, o dificultad respiratoria, podrá mostrarse agresivo si se le molesta demasiado. En ocasiones, la perdida de la visión también puede provocar reacciones de este tipo (Peiró, D., 1998).
Sea como fuere, ante cualquier caso de conducta agresiva, siempre es necesario descartar que pueda provenir de un factor orgánico (Peiró, D., 1998).
La agresividad subyacente a una patología orgánica representa entre un 20 y un 25% de los casos de consulta atendidos por especialistas en comportamiento. Se debe señalar también que a veces un comportamiento agresivo de origen orgánico puede no ser el motivo exclusivo de este tipo de conducta, sino que actúe como potenciador de aquel; es decir, que aumente la intensidad de un desorden psicológico que ya padezca el perro previamente (Peiró, D., 1998).
Algunas de las causas orgánicas que cursan con manifestaciones de comportamientos agresivos son: (Peiró, D., 1998).
* Hipotiroidismo
* Hidrocefalia Congénita
* Tumores Intracraneales
* Epilepsia
* Lapsus Mental



Causas no orgánicas
La agresión puede ser:
Ofensiva (dominio social o jerárquico). Es un intento no provocado de ganar algún recurso a expensas de otro. Aparece desde los 1 a 2 años, madurez social (Gutiérrez, J., 2010).
Defensiva. Es la realizada por un individuo hacia otro percibido como instigador o amenaza (Gutiérrez, J., 2010).
Incluye:
Ø El miedo
Ø Defensa territorial
Ø Protección
Ø Irritable, dolor o frustración
Ø Parental
Predatoria. Conducta alimentaria, el hambre. Acechar a la presa, perseguirla, morderla, matarla y comérsela (Gutiérrez, J., 2010).