miércoles, 23 de noviembre de 2011

PERROS AGRESIVOS


La agresividad es una respuesta que cualquier ser vivo ofrece en situaciones que suponen una amenaza (o que son percibidas como tal) o ataque como consecuencia de un estímulo que lo desencadena (en este caso, otro perro o perra) (Signes, M.A., 2009).
La conducta agresiva es una conducta de adaptación que, directa o indirectamente, beneficia al individuo. El acto agresivo en el perro doméstico es un comportamiento que la selección natural ha premiado y por lo tanto que ha evolucionado en pro de su supervivencia y reproducción. La agresividad no sólo se basa en morder, sino también cuando el perro gruñe o enseña los dientes (Signes, M. A., 2009).
Hay que tener presente que los perros (y todas la especies) cuando toman decisiones lo hacen a tenor de una relación costos/beneficios. Si los costos son mayores que los beneficios, ese comportamiento no se llevará a cabo, si por el contrario, los beneficios son mayores que los costos, esa conducta si se llevará a cabo (Signes, M.A., 2009).
La agresión o conductas agresivas permiten al perro conseguir el control de la situación, reforzando la conducta y aumentando la probabilidad de que el perro escoja este modelo de conducta en situaciones comparables en el futuro y si es reforzada en muchas ocasiones será muy difícil de modificar ese comportamiento (Signes, M.A., 2009).
         Esta conducta también se ve grandemente influenciada por el manejo antropomórfico que se hace de la mascota (Trujillo, I., 2009).
La agresión está influenciada por:
Ø La genética. Propia de cada especie y de cada individuo.
Ø Factores hormonales. Estado fisiológico de cada animal, considerando la producción de diferentes hormonas y la presencia de determinadas patologías.
Ø Estímulos ambientales. Sonidos u objetos en movimiento.
Ø Aprendizaje. La experiencia.
Ø El nivel de excitación, ansiedad o estrés en el animal (Gutiérrez, 2010).
Las causas de la agresividad se pueden dividir en 2 grandes grupos: orgánicas y no orgánicas (Peiró, D., 1998).

 
Causas orgánicas
Hay muchos perros que se muestran agresivos con sus dueños o con otros perros porque padecen algún tipo de dolor que en ocasiones pasa desapercibido para nosotros, el simple hecho de que las personas u otros perros se le acerquen e intenten tocar la zona afectada puede ser motivo de agresividad contra estos. En la mayoría de las ocasiones serán dolores de tipo musculo esquelético, en cavidad oral, oído, etc. También es posible que una vez desaparecido este dolor, la respuesta agresiva pueda continuar, o que el dolor cause irritabilidad en el perro. Un perro enfermo con malestar general, fiebre, problemas de vejiga, o dificultad respiratoria, podrá mostrarse agresivo si se le molesta demasiado. En ocasiones, la perdida de la visión también puede provocar reacciones de este tipo (Peiró, D., 1998).
Sea como fuere, ante cualquier caso de conducta agresiva, siempre es necesario descartar que pueda provenir de un factor orgánico (Peiró, D., 1998).
La agresividad subyacente a una patología orgánica representa entre un 20 y un 25% de los casos de consulta atendidos por especialistas en comportamiento. Se debe señalar también que a veces un comportamiento agresivo de origen orgánico puede no ser el motivo exclusivo de este tipo de conducta, sino que actúe como potenciador de aquel; es decir, que aumente la intensidad de un desorden psicológico que ya padezca el perro previamente (Peiró, D., 1998).
Algunas de las causas orgánicas que cursan con manifestaciones de comportamientos agresivos son: (Peiró, D., 1998).
* Hipotiroidismo
* Hidrocefalia Congénita
* Tumores Intracraneales
* Epilepsia
* Lapsus Mental



Causas no orgánicas
La agresión puede ser:
Ofensiva (dominio social o jerárquico). Es un intento no provocado de ganar algún recurso a expensas de otro. Aparece desde los 1 a 2 años, madurez social (Gutiérrez, J., 2010).
Defensiva. Es la realizada por un individuo hacia otro percibido como instigador o amenaza (Gutiérrez, J., 2010).
Incluye:
Ø El miedo
Ø Defensa territorial
Ø Protección
Ø Irritable, dolor o frustración
Ø Parental
Predatoria. Conducta alimentaria, el hambre. Acechar a la presa, perseguirla, morderla, matarla y comérsela (Gutiérrez, J., 2010).

Hiperactividad en el Perro


Hay momentos en la vida de cada perro que presenta en un momento dado algún problema de hiperactividad, un ladrido excesivo o problemas destructivos, pero suele ser de poca importancia por lo que el dueño no se molesta en resolver dicho comportamiento.
            Pero hay momentos en que tal comportamiento sí causa problemas y hay que buscar una solución al problema.
            La hiperactividad con frecuencia es el resultado de una estimulación insuficiente. Cuando el perro no utiliza sus destrezas o no satisface sus necesidades de forma adecuada, es muy probable que reaccione de modo excesivo en la primera oportunidad que se le presente (Abrantes, 1997).
            Las causas posibles que provocan estos comportamientos incluye el aburrimiento, la ansiedad de separación, excitaciones producidas por interacciones entre perros, para provocar recompensas (atraer la atención del dueño, presencia del dueño, etc.), falta de una rutina, jerarquización y ejercicio físico en la vida del animal.
La hiperactividad también se debe, ocasionalmente a una enfermedad que recibe el nombre de hiperquinesis y aparentemente tiene varias similitudes con el denominado Déficit de Atención en las personas (una marcada falta de atención y de continuidad en las tareas, impulsividad, agresividad, etc.). La hiperquinesis es un trastorno infrecuente y se debe a una disfunción de las vías nerviosas dopaminérgicas del sistema límbico; además es muy probable que estos neurotransmisores, especialmente la serotonina y la noradrenalina estén también implicados en el problema. Frecuentemente son animales agresivos y no responden al adiestramiento (Manteca, 2003).
El tratamiento conductual para el problema de la hiperactividad (no provocada por hiperquinesis) es una serie de procedimientos como la extinción o los castigos.
La extinción es un procedimiento que elimina el comportamiento aprendido, siempre que podamos saber el factor que reforzó y mantuvo ó provoco el comportamiento.
El castigo puede resolver problemas aprendidos, heredados o casuales como el ladrido. No se le debe de castigar al perro con gritos o golpes, el castigo debe de ser impersonal (algo que no asocie con su dueño). Cuando se empiece a solucionar el problema, no se puede dejar que tenga la oportunidad de realizar la acción no deseada, ni una sola vez, sin recibir el castigo.
Para reducir en mayor nivel dicha hiperactividad hay que darle al perro una estimulación física adecuada a su raza y edad, establecer un plan de ejercicio programado y controlado para disminuir sus niveles de ansiedad así como una estimulación mental como lo es proporcionarle juguetes interactivos cuando el perro este solo (Pozuelos y Álvarez, 2007).
Ajustar una dieta al animal de acuerdo a su edad y actividad física, llevarlo a un adiestramiento en obediencia para poder tener control sobre el perro, controlar el juego en nuestra presencia, ignorar al perro si este busca continuamente la atención del propietario para no premiar su “mala” conducta y establecer una jerarquía son factores que pueden ayudar a controlar de manera más fácil la hiperactividad del animal.

BIBLIOGRAFIA

-  Abrantes, R. (2003): Manual de Comportamiento Canino. Kns Ediciones. 1ª Edición en lengua castellana.

- Manteca, J. (2003): Etología Clínica Veterinaria del Perro y del Gato. Multimédica Ediciones Veterinarias. 3ª Edición.

- Pozuelos, A. y Álvarez, R. (2007): Manual de Etología Canina. Clínica de la Conducta. Adiestramiento del Perro. Gráficas Alhambra. Granada.